Por desgracia la mayoría de las religiones mayoritarias ha resultado fatal para los animales. Empeñadas en que nosotros somos "especiales" y que Dios nos ha insuflado un alma inmortal como reflejo de su omnipotencia, eso ha dado pábulo a los humanos considerar al resto de las especies como seres inferiores y que están en este planeta sólo para que les usemos.
Pero todo esto no es más que olvidar algo evidente: que nosotros también somos animales, unos primates un poco más evolucionados, con mucha imaginación,a veces, para el mal. El libro "El mono desnudo" de Desmond Morris tiene la genial idea de analizar el comportamiento humano más desde el punto de vista etológico que psicológico. El apartado de la religión es posiblemente el mejor de todos: teniendo en cuenta que somos animales de manada y en las manadas siempre debe haber un líder, Dios vendría a ser el macho dominante supremo de la manada humana. Llega incluso a analizar la manera de comportarse de algunos fieles en que se arrodillan y murmuran suavemente como lo harían los chimpanzés ante su jefe.
No nos hemos parado a pensar que tenemos más similitudes que diferencias con los animales, especialmente con los mamiferos, no sólo desde el punto de vista biológico: tenemos músculos, sistema nervioso central, huesos... sino mental: los animales temen, aman, luchan, tienen celos, son territoriales, utilizan su inteligencia para resolver problemas...exáctamente igual que nosotros. Nuestra ignorancia nos hace pensar que es algo curioso lo que se parecen algunos de esos "bichos" a nosostros, olvidando que somos nosotros los que nos parecemos porque simplemente somos animales.
Es verdad que somos unos animales un tanto especiales, más bien complicados, pero aunque nos creamos los listillos de la creación debemos admitir que somos una especie más, que a nivel planetario es importante pero no a nivel universal. Antes que nosotros estuvieron los dinosaurios y es posible que cuando nos estingamos otros animales reinen en el planeta.
No somos nada a nivel cósmico por mucha religión que nos diga que nuestra alma es inmortal. Si nosotros tenemos alma, los animales (y otras posibles criaturas del universo también) y por ello deberíamos respetarles.
Pero todo esto no es más que olvidar algo evidente: que nosotros también somos animales, unos primates un poco más evolucionados, con mucha imaginación,a veces, para el mal. El libro "El mono desnudo" de Desmond Morris tiene la genial idea de analizar el comportamiento humano más desde el punto de vista etológico que psicológico. El apartado de la religión es posiblemente el mejor de todos: teniendo en cuenta que somos animales de manada y en las manadas siempre debe haber un líder, Dios vendría a ser el macho dominante supremo de la manada humana. Llega incluso a analizar la manera de comportarse de algunos fieles en que se arrodillan y murmuran suavemente como lo harían los chimpanzés ante su jefe.
No nos hemos parado a pensar que tenemos más similitudes que diferencias con los animales, especialmente con los mamiferos, no sólo desde el punto de vista biológico: tenemos músculos, sistema nervioso central, huesos... sino mental: los animales temen, aman, luchan, tienen celos, son territoriales, utilizan su inteligencia para resolver problemas...exáctamente igual que nosotros. Nuestra ignorancia nos hace pensar que es algo curioso lo que se parecen algunos de esos "bichos" a nosostros, olvidando que somos nosotros los que nos parecemos porque simplemente somos animales.
Es verdad que somos unos animales un tanto especiales, más bien complicados, pero aunque nos creamos los listillos de la creación debemos admitir que somos una especie más, que a nivel planetario es importante pero no a nivel universal. Antes que nosotros estuvieron los dinosaurios y es posible que cuando nos estingamos otros animales reinen en el planeta.
No somos nada a nivel cósmico por mucha religión que nos diga que nuestra alma es inmortal. Si nosotros tenemos alma, los animales (y otras posibles criaturas del universo también) y por ello deberíamos respetarles.
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