En los años ochenta nos comieron el coco con que si luchabas mucho por algo al final lo conseguías y el que era un perdedor era porque quería, porque no había luchado lo suficiente. La profesora de baile de fama ya nos advertía que tendríamos que pagar con nuestro sudor mientras sus alumnos se esforzaban y contorsionaban en bailes acrobáticos.
Luego con los años te vas dando cuenta de la bobada que nos metieron con calzador. Quizás no contaban con la teoría del caos, con la fatalidad, con la buena o mala suerte, con las limitaciones personales y un largo etcetera. Como dicen en el club de la lucha: practicamente nos prometieron ser estrellas de rock, ganar el Oscar o las dos cosas a la vez, simplemente teníamos que desearlo lo suficiente y poner todos nuestros medios para conseguirlo. El sueño americano, vamos.
Existen variables que te conducen por caminos que nunca hubieras imaginado, lo que podríamos decir que la vida es lo que pasa mientras nosotros hacemos otros planes. Así que poco a poco le vamos diciendo adiós a nuestros sueños y a resignarnos (pobres de nosotros si no nos resignamos, nos podríamos dar con la cabeza contra la pared). Así es que pasada la resaca de los ochenta, llegaron los noventa con su pesimismo grungeano de la generación X que puso un poco las cosas en su sitio, y ahora nos llega una deliciosa comedia llamada Little Miss Sunshine, auntentica apología del perdedor nato, con un agudísimo humor mordaz nos muestra que no importa lo mucho que luches por algo, lo mucho que te sacrifiques, lo mucho que lo desees, aunque sea con desesperación: la vida va a decidir por ti. Te va a poner todas las trabas posibles, te lo va a poner tan difícil que srá básicamente imposible (lo opuesto a Gattaca, por cierto).
No hagan caso a aquellos que dicen que tienen la llave del éxito, las respuestas a nuestras dudas, ni a los nieztcheanos de turno que le digan que cada cual tiene lo que merece. No es verdad. ¿Paris Hilton tiene lo que merece? ¿Un niño desnutrido de Somalia también? La vida es simplemente injusta, nada más. No busquen respuestas.
Por cierto, ¿saben si alguno de los componentes de Fama la consiguió al final? Desgraciadamente todos están relegados al olvido más absoluto, algunos están hasta muertos. A Nieztche, aquel que hablaba de la fuerza moral del hombre, no le fue mejor: murió loco y sifilitico en un manicomio. Ironías de la vida.
No se pierdan Little Miss Sunshine. Hay tristeza, amargura, pero también ternura, pues al final lo que cuenta es el amor por los demas. No hacen falta razones para morir, hancen falta razones para vivir y el amor es una de ellas.
Y por supuesto, si tienen algún sueño síganlo a pesar de los pesares, al menos hay que intentarlo ¿no?
Luego con los años te vas dando cuenta de la bobada que nos metieron con calzador. Quizás no contaban con la teoría del caos, con la fatalidad, con la buena o mala suerte, con las limitaciones personales y un largo etcetera. Como dicen en el club de la lucha: practicamente nos prometieron ser estrellas de rock, ganar el Oscar o las dos cosas a la vez, simplemente teníamos que desearlo lo suficiente y poner todos nuestros medios para conseguirlo. El sueño americano, vamos.
Existen variables que te conducen por caminos que nunca hubieras imaginado, lo que podríamos decir que la vida es lo que pasa mientras nosotros hacemos otros planes. Así que poco a poco le vamos diciendo adiós a nuestros sueños y a resignarnos (pobres de nosotros si no nos resignamos, nos podríamos dar con la cabeza contra la pared). Así es que pasada la resaca de los ochenta, llegaron los noventa con su pesimismo grungeano de la generación X que puso un poco las cosas en su sitio, y ahora nos llega una deliciosa comedia llamada Little Miss Sunshine, auntentica apología del perdedor nato, con un agudísimo humor mordaz nos muestra que no importa lo mucho que luches por algo, lo mucho que te sacrifiques, lo mucho que lo desees, aunque sea con desesperación: la vida va a decidir por ti. Te va a poner todas las trabas posibles, te lo va a poner tan difícil que srá básicamente imposible (lo opuesto a Gattaca, por cierto).
No hagan caso a aquellos que dicen que tienen la llave del éxito, las respuestas a nuestras dudas, ni a los nieztcheanos de turno que le digan que cada cual tiene lo que merece. No es verdad. ¿Paris Hilton tiene lo que merece? ¿Un niño desnutrido de Somalia también? La vida es simplemente injusta, nada más. No busquen respuestas.
Por cierto, ¿saben si alguno de los componentes de Fama la consiguió al final? Desgraciadamente todos están relegados al olvido más absoluto, algunos están hasta muertos. A Nieztche, aquel que hablaba de la fuerza moral del hombre, no le fue mejor: murió loco y sifilitico en un manicomio. Ironías de la vida.
No se pierdan Little Miss Sunshine. Hay tristeza, amargura, pero también ternura, pues al final lo que cuenta es el amor por los demas. No hacen falta razones para morir, hancen falta razones para vivir y el amor es una de ellas.
Y por supuesto, si tienen algún sueño síganlo a pesar de los pesares, al menos hay que intentarlo ¿no?
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